martes, 24 de septiembre de 2013

ALEGRIA, ¡QUE ÉS FESTA MAJOR!

Hoy es la Mercé. Y siempre, siempre, siempre tengo un recuerdo para mi yaya. Ella se llamaba Mercedes. Y cada año se sorprendía cuando la llamaba para felicitarla, y yo le decía: "hombre, yaya, viviendo en Barcelona, no puedo olvidarme". Y es cierto. La ciudad se transforma. Y a mí me encanta. Es un homenaje a mi yaya.

Tengo muy buenos recuerdos de ella, y con el tiempo, he tenido la gran suerte de ir desechando los que no me gustaban, que por desgracia eran muchos debido a su larguísima enfermedad, y ya sólo me quedan los buenos, los de verdad.

Las risas que nos habíamos echado juntas cuando viendo su película de sobremesa, y daban anuncios, soltaba "pues ahora este niño no sé de donde ha salido", y yo le contaba que eso no era parte de la película. Ella todo lo juntaba...

Los buenos momentos que habíamos pasado juntas cada verano, cuando me iba allí con ella a pasar los tres meses de vacaciones estudiantiles. Y madrugábamos juntas para ir a pasear por la playa "porque a estas horas no hay gente y el mar está calmado para mis piernas".

Siempre sufrió de dolor de piernas, siempre. Y se ponía unos ungüentos que nunca supe de dónde sacaba. Pero que a ella le aliviaban, y a mi me encantaba el olor que desprendían.

Recuerdo los platos que nos hacía. Todo me gustaba. Pero tenía mi preferido: "bacalao con monchetas". Cómo me gustaba! Lo hacía pocas veces, quizás le daba demasiado trabajo. Pero yo, 12 años (más o menos) después de haberlo probado por última vez, me sigo relamiendo.

Ella tenía un vocabulario especial. Como todas las yayas, supongo. Su andaluz se había ido transformando con los años, y el deje catalán se vislumbraba en su acento. Así es que cuando soltaba alguna de sus frases, yo siempre pensaba "ella sabe perfectamente que esto no está bien dicho, pero le da igual". Y eso me encantaba.

Su carácter era demoledor en algunos instantes, y es que su vida no fue NADA fácil. Nada. Llevar una vida como la que tuvo que vivir ella, debió ser desgarrador. Pero la vivió de la mejor manera que supo y pudo, y encontró de los malos momentos, un ápice de esperanza y gozo por la vida.

No sabes lo que te echo de menos. Y en los días como hoy, desde que me levanto, te dedico todas y cada una de las sonrisas que hoy vaya a lucir. Saber que ahora mismo estás donde siempre nos dijiste, me llena de orgullo. El mar, tu mar. Te quiero.



3 comentarios:

  1. Buenas noches :)

    Barcelona, es como si leyese la historia de mi abuela, casi... solo que yo tengo la suerte de conservarla, está achacosa con sus 87 y este año nos volverá a juntar en Nochebuena diciendo que será su última Nochebuena con nosotros, esto lo lleva diciendo ya hace años :D

    Pero yo recuerdo mi verano en su casa con una sonrisa, los 3 meses de vacaciones del cole, ella era viuda, mi abuelo murió muy muy joven, pero ella trabajaba a destajo, y tenía tiempo para los nietos, para nuestras comidas favoritas, para los polos de Fanta, las tartas de cacao y galletas... :D

    Yo tampoco sé cómo ha podido soportar lo que le ha tocado, también ha tenido una vida durísima. Hay una historia que a mí siempre me impresiona cuando la cuenta. Su hermana murió muy joven, tenía una niña y un casi bebé. Fue a recoger la ropa, y aquellos postes de la luz que había, y todavía hay, le jugó una mala pasada. Su marido fue a ayudarla y murió también. Ella se encargó de los niños y de su educación.
    Pues estaban de velatorio y apareció Don Hilario, el marido de una de sus mejores amigas y que se encargaba en el pueblo de los telegramas. Otro hermano y un sobrino suyo habían muerto en una riada en Venezuela, con horas de diferencia. Ella lo cuenta y a mí me entran escalofríos. Llora la muerte de su hija, mi madre, siempre que estamos juntas y no veas lo que me molesta cuando la pelean porque han pasado 10 años... ya me gustaría ver a los que la pelean si perdiesen a uno de sus hijos... Es una mujer impresionante, y no lo sabe.

    Preciosa entrada Barcelona

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  2. Gracias Gave por tu visita y tu cariñoso comentario.Menuda vida también la de tu abuela! impresionante! La mía se quedó viuda cuando sus cinco hijos eran muy muy pequeños, y siempre ha vivido con la cabeza bien alta, a pesar de que algunos de sus hijos se lo hicieron pasar realmente mal.
    Sé de buena tinta que las yayas (como aquí les llamamos) se transforman con sus nietos. Mis padres y mi suegra han hecho un giro radical en sus vidas al convertirse en abuelos, es curioso!
    Nunca nadie, nadie, está preparado para la muerte de su hijo. Es inconcebible y totalmente antinatural. Así que es totalmente normal lo que le pasa a tu abuela.
    Un abrazo guapetona!!

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  3. Hola hola
    Tienes razón Barcelona, se transforman. Fíjate que cuando mi abuela tuvo su primer biznieto, se negaba a estar contenta, se negaba cualquier alegría, ya sabes... ella había perdido a su hija y no había consuelo. Todos hablaron con ella, hasta que no hablé yo con ella, no se permitió estar alegre. Fue desgarradora aquella conversación, verla con tantos años como tenía, diciendo que no podía estar contenta, para mí fue impactante. El caso es que no recuerdo lo que le dije, pero fue como si ella necesitase que yo le dijera lo que le dije para liberarse, porque obviamente sí estaba contenta, solo que no se lo permitía.

    Yo solo la recuerdo enfadada con los nietos cuando le quitábamos el queso de cabra fresco que ella hacía, para darle a los gatos, siempre estábamos adoptando gatos, y a ella no le gustaban los gatos :D

    Besos familia :*

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