lunes, 24 de marzo de 2014

ME GUSTA, NO ME GUSTA

ME GUSTA:
los rayos de sol primaverales
que se alarguen los días
el color del mar

NO ME GUSTA:
mis alergias
los cambios bruscos de temperatura
que llueva más de un día seguido

jueves, 30 de enero de 2014

HISTORIAS COTIDIANAS

Hace un año escribí esta entrada en un blog en el que participaba. Me ha gustado volver a leerlo y compartirlo con mis nuevos lectores:

Llega ese momento fatídico en que abres un par de armarios de la cocina, y no hay… abres la nevera: y no hay… así que te planteas en ese momento salir a comprar al sitio más cercano. Ahora mismo no es plan de hacer la gran compra del mes, cuatro cosas y para casa, para salir del paso.
“Salgo un momento en 10 minutos vuelvo!Ah! y no me llevo el móvil, que se está cargando”-comentas a tu marido mientras sales por la puerta.
Te plantas un chándal y las bambas y en el ascensor, bajando a la calle te das cuenta que no llevas la lista… bueno, son cuatro cosas básicas que seguro que no se me olvidan. No necesito hacerme lista. JA! Gran error, por supuesto.
Ya en la calle, mentalmente la lista se está haciendo infinita, así que decides que en el colmado de barrio no te solucionan la papeleta, te armas de valor y te diriges hacia una gran superficie.
No caes en la cuenta que como tú, millones de personas han pensado lo mismo. Es sábado, por la tarde, y parece que el mundo se acabe. Así que hasta que no llegas al super no caes en la cuenta de este ínfimo detalle. Y es en este preciso instante cuando adviertes que no hay carros. SOCORRO!!! Cómo puede haber tanta gente aquí! Seguro que encuentro alguno. Me acerco y lo veo, es el mío. Ahí abro los ojos y veo la realidad: toda mi ciudad está metida en este super, conmigo…
Revuelvo las manos por los bolsillos, buscando una moneda de 0.05, de 0.20, y de 2 euros…. Joder! Si los carros sólo funcionas con 0.50 y con 1 euro. ¿Cómo lo hago? Bueno, me acerco amablemente a una cajera que tiene una cola más que inmensa que la espera y le pido si puede darme cambio. Me dice que sí, pero que no puede abrir la caja hasta que no acabe con esos dos carros. Madre mía! Pero para qué quiere todo esto en su casa esta mujer? 256 euros en comida!!! Y yo espero… y mientras espero, claro, mi carro ya se lo han llevado. Pero por suerte la señora que ha comprado para ella y para todo el barrio me ofrece el suyo. Por supuesto, se lo agradezco, y le doy una moneda de un euro, a modo de propina, por lo visto, pues ese carro es defectuoso y no lleva moneda… en fin! Más se perdió en la guerra que dicen.
Venga, para adentro. Necesito: sal, pimienta, huevos, lomo, una tableta de chocolate, un cartón de leche y cuatro yogures. Sobre todo lo que más falta me hace son los huevos. Claro, cada una de las cosas está en un punto totalmente equidistante entre ellos del super, así que tengo que recorrerlo todo. ¡Cómo puedo desorientarme de tal manera! Pues ya he pasado tres veces por el pasillo de las galletas, y claro, me he visto obligada a ir llenando el carro de… galletas, lechuga, pan de molde, suavizante, detergente, limpiacristales, papel higiénico…
Y mi marido, que no sabe que estoy aquí y ya llevo más de una hora fuera de casa.
Venga, ya lo tengo todo, me acerco a las 57 cajas que hay, todas con una cola horrible, excepto la caja rápida, la de 10 artículos, que no me extraña que esté vacía esa caja, si nadie compra SÓLO diez artículos… cómo no, escojo la peor caja de todo el recinto. A la cajera le ha pasado de todo durante mi espera: se ha quedado sin cambio, ha tenido que cambiar dos veces el rollo de papel de la máquina, no le leía un código de barras el detector, y hasta se ha puesto a wassapear con su novio.
Pero ya me toca. Rápidamente pongo toda mi compra en la cinta transportadora, y justo antes de que llegue al final de la cuenta oigo la melodía que anuncia las ofertas: recuerda que esta semana tenemos la docena de huevos a 1 euro. MIERDA!

viernes, 17 de enero de 2014

El sitio no importa

Donde plazca. Eso está claro. En el sexo las reglas las pones tú y tu pareja. Así que el lugar puede ser el más recóndito e insospechado del mundo.
Quizás por norma la cama suele ser el lugar más común en el que practicarlo. Pero no por ello debería ser el único. Existen infinidad de lugares.
El agua... mmmm. Personalmente me encanta. Sea una piscina, una bañera o el mar abierto.
Un lugar público. Exactamente no sé si esto significa un lugar con público, o un lugar en el que puede aparecer alguien en cualquier momento. Si es de los primeros no me van a encontrar por ahora. Si es de los segundos, quizás. La adrenalina que corre por el cuerpo en ese momento, y pensar que como no te aceleres te pillan. Eso es tremendo.
Un ascensor. Creo que darle al botón del paro en un momento de aquí te pillo aquí te mato para sucumbir un sofocón imprevisible es muy lícito.
El baño. Si es el de un bar, una discoteca o un cine, a mi modo de ver lo que más me plantea así de golpe es la incomodidad por el espacio. Aunque bien es cierto que existen baños públicos con más metros cuadrados que un campo de fútbol.
El coche. También es un lugar muy recurrente y recurrido en los tiempos que corren. En los que pagarte una habitación o buscar un sitio adecuado no es precisamente barato.
Hay leyendas urbanas que afirman que hubo parejas de baños de avión, de norias, de teleféricos, de probadores, de parques infantiles, de consultas de médico, de armarios, de hamacas y de jardines encantados...
Se haga donde se haga, se haga con quien se haga, lo importante es no parar de hacer deporte!

domingo, 12 de enero de 2014

RISAS DE PAYASO

Pues así empiezo el año. Riendo y haciendo reír al máximo.
quiero que mi alrededor sea feliz, y para conseguirlo, yo también debo serlo.
Como propósito no está mal, verdad?
¡¡¡Dejadme contagiaros!!!